Mi primer Cavalier King Charles ( I parte)
Cuando descubrí que el Cavalier tiene distintos colores me sorprendió gratamente, todas las variantes son magnificas, pero me enamoré del tricolor, esas manchas color fuego sobre los ojos, el blanco y negro sobre el lomo, la veta blanca entre las cejas... Lo tenia claro, si algún día tenia un Cavalier sería así.
Después de mucho meditarlo, tomamos la decisión de tener perro y por supuesto debía ser un Cavalier King Charles. Buscamos en internet muchísima información sobre la raza y descubrimos cosas que nos encantaron y otras que nos dieron miedo.
Entre las cosas que nos cautivaron a la hora de elegir un Cavalier estaba su carácter, ya lo conocíamos por imágenes, pero no sabíamos nada de su personalidad. Un carácter amable, juguetón, paciente, sociable, adaptable tanto a la ciudad como a los largos paseos por el campo, una fuente inagotable de amor para dar y recibir.
Pero por otro lado estaban las cosas que no nos gustaban tanto, los problemas de salud del Cavalier King Charles. Para los que no conocéis la historia del Cavalier os diré, resumiendo muy rápido ( ya en otra entrada os hablaré detenidamente de la historia más detallada de la raza), que los Cavalier estuvieron a punto de extinguirse por culpa de los cruces con otras razas y solo consiguieron 'salvarse' seis parejas, de las cuales descienden todos los Cavaliers que existen a día de hoy, por culpa de esto y del abuso de la endogamia los Cavalier son portadores de enfermedades congénitas en los ojos como por ejemplo la displasia de retina o fallos en el corazón como soplos o malformaciones en la válvula mitral. Aun que esto nos desanimó bastante, la información que leímos explicaba que un buen criador se encarga de hacer pruebas veterinarias a sus ejemplares de cría para que los cachorros nazcan sanos, Doppler para el corazón y un reconocimiento exhaustivo de ojos con un oftalmólogo veterinario cualificado para descartar cataratas congénitas o displasia de retina. Todo esto nos sirvió para tomar una decisión importante, nuestro Cavalier sería comprado a un criador responsable, nada de visitar criaderos multi-raza y por supuesto nada de tiendas de mascotas donde la mayoría de los cachorros ( por no decir todos) vienen de granjas de cachorros donde se explota a los progenitores ( de esto os hablaré otro día, es algo terrible).
Después de mucho meditarlo, tomamos la decisión de tener perro y por supuesto debía ser un Cavalier King Charles. Buscamos en internet muchísima información sobre la raza y descubrimos cosas que nos encantaron y otras que nos dieron miedo.
Entre las cosas que nos cautivaron a la hora de elegir un Cavalier estaba su carácter, ya lo conocíamos por imágenes, pero no sabíamos nada de su personalidad. Un carácter amable, juguetón, paciente, sociable, adaptable tanto a la ciudad como a los largos paseos por el campo, una fuente inagotable de amor para dar y recibir.
Pero por otro lado estaban las cosas que no nos gustaban tanto, los problemas de salud del Cavalier King Charles. Para los que no conocéis la historia del Cavalier os diré, resumiendo muy rápido ( ya en otra entrada os hablaré detenidamente de la historia más detallada de la raza), que los Cavalier estuvieron a punto de extinguirse por culpa de los cruces con otras razas y solo consiguieron 'salvarse' seis parejas, de las cuales descienden todos los Cavaliers que existen a día de hoy, por culpa de esto y del abuso de la endogamia los Cavalier son portadores de enfermedades congénitas en los ojos como por ejemplo la displasia de retina o fallos en el corazón como soplos o malformaciones en la válvula mitral. Aun que esto nos desanimó bastante, la información que leímos explicaba que un buen criador se encarga de hacer pruebas veterinarias a sus ejemplares de cría para que los cachorros nazcan sanos, Doppler para el corazón y un reconocimiento exhaustivo de ojos con un oftalmólogo veterinario cualificado para descartar cataratas congénitas o displasia de retina. Todo esto nos sirvió para tomar una decisión importante, nuestro Cavalier sería comprado a un criador responsable, nada de visitar criaderos multi-raza y por supuesto nada de tiendas de mascotas donde la mayoría de los cachorros ( por no decir todos) vienen de granjas de cachorros donde se explota a los progenitores ( de esto os hablaré otro día, es algo terrible).
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