Mi primer Cavalier (II parte)

Nos pusimos manos a la obra en la búsqueda del criador perfecto y descubrimos que en España hay varios criadores que trataban a sus perros como nosotros queríamos, con amor y respeto. Solo había un problema, teníamos muy claro que queríamos una hembra tricolor y no era tan sencillo encontrar en ese momento un criador que tuviese un cachorro así. Después de darle muchas vueltas decidimos ampliar nuestro perímetro de búsqueda y ampliarlo a territorio francés, entonces descubrimos con júbilo que en Francia había más criadores responsables de Cavalier King Charles. Encontramos uno que nos gustaba y decidí escribirle para preguntarle si tenían una hembra tricolor disponible, y para nuestra alegría el día anterior había nacido una camada con tres cachorros tricolor, dos de ellos hembra. Al dia siguiente me envió una foto y aun que era un cachorrillo muy pequeño el corazón me latía con fuerza al ver la foto de la que podría ser mi Cavalier.

Lo seguimos pensando durante unos días pues tomar la decisión de tener un perro es algo que hay que meditar mucho, es un compromiso que se adquiere con un nuevo miembro de la familia, es un ser con sentimientos que va a depender de ti y de tu amor durante quince años aproximadamente, no puede ser un capricho pasajero, algo que como un objeto que te aburre después lo regalas o lo abandonas.
Tomada la decisión volvimos a hablar con la criadora y por fin acordamos que aquella cachorrita sería nuestra.
Desde ese día Bimba llenó nuestros corazones y nueve semanas después empezó a llenar también nuestras vidas con su amor puro e incondicional.

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